Premonición

Premonición
Con un elenco de lujo, «Premonición» es un thriller con suficientes argumentos propios para justificar su existencia, cuya falta de originalidad y otras carencias no explican el retraso de su aparición. La rocambolesca historia de su producción permite entrever el proceso de concepción y gestación de un proyecto cinematográfico, además de facilitar la reivindicación para crear un género nuevo de secuelas que no terminaron siéndolo.

Más de dos años ha tardado en ver la luz esta película que llega ahora en el verano, el mejor momento para estrenar cintas sobre las que existen ciertas dudas. Cuando se dan estas demoras, suele ser por la calidad de la película o por una disputa legal de derechos. Dejar en la estantería una película con los nombres de Anthony Hopkins y Colin Farrell siempre es todo un ejercicio de riesgo económico y un mal augurio. En defensa de «Premonición» es necesario decir que su acumulación de polvo en el estante durante tanto tiempo no se debe a que sea un desastre. Tampoco es un prodigio del género, es simplemente un competente thriller del que sin duda se esperaba más. Más intrincado que su propio argumento es su odisea como proyecto, un periplo de visiones que dejan la puerta algo abierta para ver qué implica la maquinaria estadounidense, qué conlleva el sello de «Made in Hollywood». La producción de «Premonición» es una intrincada cronología de falsos comienzos y reescrituras que proclama que las buenas ideas nunca se tiran y que las sucedáneas de estas buenas ideas, junto con las descartadas, siempre se pueden reciclar.

«Premonición» es una película que completa un viaje circular alrededor de la sombra de Kevin Spacey. Es un filme que se mueve en la misma línea que «Se7en», el thriller de 1995 con Kevin Spacey, Brad Pitt y Morgan Freeman, y, en realidad, esta película es lo más cercano que existe a una segunda parte de «Se7en», siendo la-secuela-que-no-llegó-a-ser-secuela, toda una nueva categoría cinematográfica.

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Con su título original de «Solace», traducible como «Consuelo», «Premonición» ya existía como guión hará casi veinte años, con un argumento escrito por el guionista de «Ocean’s 11» similar al que ahora presenta: un agente del FBI se une con un psíquico clarividente para cazar a un asesino en serie, quien es también un psíquico aunque de mayor nivel y cuyas motivaciones suponen un cuestionamiento moral y ético sobre los límites que implica la decisión de evitar un sufrimiento terminal a alguien. Por entonces la productora de «Se7en» estaba buscando un proyecto con el que hacer una secuela de su reciente éxito. Leyeron el guión y pensaron que sería perfecto para «Se7en 2» o «Ei8ht», posible título final. El guión se reescribió, transformando al personaje del psíquico que ayuda al FBI en el detective Somerset interpretado por Morgan Freeman en la película dirigida por David Fincher.

«Premonición», incluso en la versión final que ahora se estrena, sigue la estructura, posee el mismo giro de guión y avanza desarrollando una oscuridad similar que «Se7en». Ambas contienen cierto trasfondo crítico, en «Se7en» representado con el excesivo comportamiento de sus víctimas que han adoptado un pecado capital como forma de vida, aquí con la ambivalencia moral contenida en el asesino, un ángel de la muerte. Además las dos cintas tienen la misma marca de fábrica, la aparición por sorpresa del asesino a mitad de metraje, esa inesperada irrupción de Kevin Spacey en «Se7en» y aquí de Colin Farrell. La gran diferencia es que, a petición del actor, la presencia de Spacey nunca fue publicitada ni indicada para así aumentar el efecto, y Farrell sí comparte peso y espacio en el poster del filme, siendo uno de los atractivos del material promocional y restando efecto a su aparición por sorpresa.

Finalmente la idea de «Ei8ht» fue descartada, principalmente porque Fincher se negó a rodar una segunda parte, y «Premonición» volvió a ser reconstruida como película independiente. Desde entonces, sobre el 2005, múltiples directores han sido vinculados con el proyecto, como Nick Cassavetes, Paul Verhoven, Mark Pellington, así como diferentes actores. La versión que tuvo más posibilidades de llegar a la fase de producción fue con Bruce Willis y bajo la dirección de Shekhar Kapur («Elizabeth»).

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Finalmente, en 2011, Anthony Hopkins se unió al proyecto y una última revisión del guión, de Peter Morgan («Frost/Nixon»), fue necesaria para acomodar las características del actor. El nombre del actor es suficiente para sacar cualquier proyecto del llamado «Development Hell», el infierno olvidado de las producciones. Así, finalmente, del libreto por el que habían pasado como mínimo cuatro manos se pasó a la producción de la película. Colin Farrell, Jeffrey Dean Morgan y Abbie Cornish se unieron en el 2012 y se eligió al recién descubierto director brasileño Afonso Poyart, quien acababa de irrumpir con «2 conejos», para rodar la película. En el guión definitivo la sombra de «El silencio de los corderos» es altamente palpable, principalmente en la relación del personaje interpretado por Abbie Cornish con el de Anthony Hopkins para emular la dinámica que existió entre él y Jodie Foster. «Premonición» se rodó en el verano de 2013 y estaba previsto su estreno a principios de 2014.

Sin embargo el periplo sigue y la película ha llegado más de dos años después. Warner Bros. no distribuyó la película en su momento y, tiempo después, Relativity Studios se hizo con los derechos de distribución. Sin embargo, Relativity Studios entró en el equivalente de suspensión de pagos estadounidense, un «Chapter 11», y todos sus planes y proyectos quedaron en un extraño limbo. Finalmente, a principio de este año, el juez que lleva su caso levantó la situación de la compañía y Relativity Studios pudo terminar otro de sus planes, la compra de la productora de Kevin Spacey llamada Trigger Street. El puesto de presidente de Relativity Studios le fue ofrecido al actor y, aunque lo rechazó, dejó que las riendas del estudio las cogiera su único socio en Trigger Street. Así, la distribución de «Premonición», la-secuela-que-no-pudo-ser-secuela de «Se7en», es una de las primeras acciones emprendidas por la mano derecha de Kevin Spacey, el asesino original.

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El resultado de «Premonición» está demasiado condicionado por sus modelos y el propio director lo resumió elegantemente: «La película tiene influencia de «Se7en» y de «El silencio de los corderos», pero he intentado salirme del género. No creo que «Premonición» sea una película sobre un asesino en serie. Es solo su capa exterior. En su trasfondo hay mucho más, y habla sobre la vida y la muerte, y presenta varios dilemas morales interesantes». Cierto es que la película plantea cuestiones sobre el sufrimiento en las enfermedades terminales y, en un sentido último, habla de la eutanasia preventiva, presentando a un personaje que evita el suplicio incluso antes de manifestarse un dolor terminal inevitablemente destinado a irrumpir. Pero, como dice su director, es el trasfondo y el envoltorio del thriller es en realidad su leitmotiv. Visualmente la película tiene varias escenas inteligentemente construidas y, si durante la primera hora el filme se mueve por los terrenos convencionales del thriller, en cuanto aparece Colin Farrell el ritmo se acelera y la narración gana solidez. El gran atractivo de su elenco funciona a veces y en otras, especialmente Anthony Hopkins, opera con el piloto automático puesto. Jeffrey Dean Morgan entrega una interpretación demasiado dulzona, aunque hace un esfuerzo inhumano por mantener la entereza de su rostro cuando recita varias de sus frases que son la redundancia del cliché. No obstante, las escenas que comparten Anthony Hopkins y Colin Farrell son electricidad pura, otro ejemplo de la película que podría haber sido y que, finalmente, no es.

«Premonición» no inaugura el género de la-secuela-que-no-llegó-a-ser-secuela. Hay predecesoras ilustres, como «La jungla de cristal» de Bruce Willis, la cual se concibió como la secuela de «El detective» (1968) con Frank Sinatra y quien, cuando le ofrecieron el papel con 73 años, dijo con un sorprendente sentido común que ya no tenía edad. «Minority Report» de Steven Spielberg y con Tom Cruise se desarrolló inicialmente como una secuela de «Desafío total». La inefable «Speed 2» fue el descarte de «La jungla de cristal 3» y «Colombiana» fue la segunda parte fallida de «León, el profesional», ideada por Luc Besson y cuyo título original «Mathilda» ya indica que el personaje de Natalie Portman estaba destinado a seguir los pasos de su mentor.

Hay otros ejemplos, y todos escenifican una realidad que en la mayoría de ocasiones no se ve en el resultado final, la existencia del largo y complejo proceso que hay desde el planteamiento inicial hasta que los títulos de crédito se proyectan en un cine. Los argumentos se reciclan, los guiones los reescriben múltiples manos, muchas de ellas ni tan siquiera aparecen citadas en los créditos, las financiaciones se logran y se disuelven, directores e intérpretes se comprometen y luego se desvinculan del proyecto tras haber condicionado la idea de la película. Todo es adaptable, todo es reciclable. En el caso de «Premonición», la-secuela-que-no-llegó-a-ser-secuela de «Se7en» y que ha llegado gracias a la sombra de un actor de la película original, uno no puede dejar de pensar al ver este competente aunque olvidable thriller en la teoría de los universos paralelos y en los mundos ideales, y que esta no es la mejor película posible dentro de todos los mundos posibles.

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Ficha técnica:

Dirección: Afonso Poyart.
Intérpretes: Anthony Hopkins, Jeffrey Dean Morgan, Abbie Cornish y Colin Farrell.
Año: 2015.
Duración: 101 min.
Idioma original: Inglés.
Título original: Solace.