Crítica: «Hierro 3» (2004)

"Hierro 3" (2004)

Nuestros hogares son la extensión de nuestros uniformes e identidades. Muchos vivimos protegidos por el mundo privado que nos hemos edificado, el cual es también un escaparate de las personalidades que hemos construido. En “Hierro 3”, el protagonista vive en el mundo creado por otros, una forma existencial de alienación.

Cada noche, Tae-suk entra en una casa ajena cuyos inquilinos se encuentran de viaje, habita el espacio vacío y parte de la vida que estos lugares tienen impregnada. Cocina, hace la colada, ve un poco de televisión, duerme y desaparece sin apenas dejar rastro. En pocos segundos, diferentes personalidades no presentes se crean a través de los espacios que han construido y que normalmente habitan. Tae-suk vive entre las vidas de los demás como una sombra que pocas veces es avistada. Ocasionalmente es descubierto, y recibe la violencia que cae sobre él como parte del ciclo de su existencia. Sin embargo, en una ocasión, Tae-suk es descubierto por alguien que busca desaparecer de su propia realidad y vida, Sun-hwa, una mujer víctima de la violencia de su marido y quien, durante casi un día, observa a Tae-suk habitar su hogar sin ser vista. Sin intercambiarse una palabra, brota entre los dos una sinergia. Cuando el marido regresa y descarga su furia una vez más sobre Sun-hwa, Tae-suk sale de su no-presencia para actuar. Entre Sun-hwa y Tae-suk surge una historia de amor perseguida por la violencia de su pasado y por la que ocasiona su forma de vida, un enamoramiento que no necesita palabras y que se desarrolla por completo en un silencio que acentúa la proximidad que supone, para cada uno, la presencia del otro.

A pesar de su desarrollo, que transita desde la realidad hacia la ficción, la película nunca se adentra en el surrealismo, sino que se queda anclada en los límites de la verosimilitud gracias a una progresión narrativa que, paulatinamente, trasciende lo ordinario dentro de lo cotidiano para ensalzar las historias que cobran vida cuando uno no las observa. “Hierro 3” es un filme coreano firmado por Ki-duk Kim, un prolífico director a veces excesivo y en otras exquisito. Suya es tanto la violencia animal de “La isla” (2000) como la elegante sensibilidad de “Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera” (2003). Sus películas suelen desafiar cualquier clasificación, y “Hierro 3” camina con gracilidad entre la historia de amor, la dramatización de la alienación e incluso el realismo mágico, un largometraje que triunfó en multitud de festivales como San Sebastián, Valladolid o Venecia.

"Hierro 3" (2004)

El elemento que da nombre al filme, el palo de golf número 3, remarca varios de los temas centrales del filme, entre otros la falsedad de las apariencias y la necesidad de contrarios. El ‘hierro 3’ es teóricamente un apoyo para el ocio pero es aquí un instrumento de violencia, la aparente debilidad de una mujer que regresa con su maltratador es en realidad un acto de valentía, la criminalidad del protagonista está llena de bondad y delicadeza, la intensa comunicación surge sin necesidad de utilizar la voz, la intimidad se genera en el espacio ajeno.

Sin embargo, el título original de este filme se podría traducir por “Casa vacía”, un título que trae a la mente historias de fantasmas, eco que supone uno de los trasfondos de “Hierro 3”. En la película existe un sutil pero profundo sentido del equilibrio y de la simetría, y uno puede sospechar de un trasfondo budista. Por cada acto de salvación, hay otro de destrucción; por cada momento en el que uno de los protagonistas depende del otro, existe la escena espejo que revierte los roles; mientras Tae-suk ansia la desaparición de su corporeidad, Sun-hwa busca recomponer el control sobre su propio cuerpo; y, de forma última, los protagonistas persiguen un equilibro en relación a su pertenencia en el mundo.

Un hogar puede ser visto como un refugio pero, al mismo tiempo, es el elemento que tanto ata como ancla a la gente al mundo. En este sentido, Tae-suk es inicialmente libre dentro de una vida que no le amarra a un lugar o existencia concreta, pero esta libertad tiene un coste existencial. El hogar supone la frontera entre identidad y alteridad: dentro existen multitud de signos que crean la idea de presencia y propiedad por parte de sus inquilinos, y Tae-suk recurre a sacarse fotografías con varios objetos dentro de los apartamentos para demostrar, posiblemente para demostrase a sí mismo, que estuvo allí, que su propia presencia fue real. Para Tae-suk, el equilibrio de la existencia implica habitar y ser invisible al mismo tiempo, ciclo con el que empieza en solitario, el cual se trastoca con la irrupción de Sun-hwa para reconfigurar un nuevo equilibro al final del filme.

 

Pocas películas logran crear una poética de la presencia dentro de la ausencia, de la emoción dentro del silencio, de la magia vital que puede estallar dentro del vacío de la cotidianeidad. “Hierro 3” presenta una inusual historia de amor y aflicción con una aparente simplicidad que reverbera de una forma cautivadora. Con una enorme pero delicada carga de simbolismos, el realizador Ki-duk Kim consigue configurar un filme cuyo centro reside en los márgenes de otras historias, de vidas ajenas, y, en su conclusión, en el espacio fuera del marco principal de la vida en el que ni prácticamente la cámara del director puede entrar o ver.

En esta época de encierro con nosotros mismos y recluidos cara a cara con la identidad que hemos forjado, esta película abre una brecha en las apariencias para indagar en un limbo que desafía las normas convencionales. Tae-suk es, en cierto sentido, un revolucionario que renuncia a la propiedad, a la pertenencia, a las ataduras, que ejerce una resistencia no violenta contra el mundo. De igual forma, “Hierro 3” desafía varias convenciones cinematográficas tanto narrativas como formales, por ejemplo su falta de diálogos, para reivindicar las historias que existen en los márgenes de lo cotidiano y un cine cargado de poeticidad.

Como afirma la película en un momento, el ojo humano tiene una línea de visión de 180 grados. Si uno se ubica fuera de ella, permanece invisible para los demás, pero este espacio es la absorbente extensión en la que respira la cautivadora historia de amor de “Hierro 3”, tan llena de dolor y esperanza, donde la coexistencia entre lo real y lo irreal, lo visible y lo invisible, el amor y la violencia, encuentran su espacio.

 

Hierro 3” (2004) se puede alquilar en filmin.

"Hierro 3" (2004)

Ficha técnica:

Director: Ki-duk Kim.

Intérpretes: Seung-Yun Lee, Hee Jae y Hyuk-ho Kwon.

Año: 2004.

Duración: 88 min.

Idioma original: Coreano.

 

 

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