No somos tan tontos

Miguel Riera

No somos tan tontos

Entrevista a Pilar Carrera y Eduardo Luque

Con el título Nos quieren más tontos. La escuela según la economía neoliberal, Carrera y Luque han alumbrado un libro que está teniendo una repercusión mayor de lo corriente en textos de esta naturaleza. Un libro que para profesores y padres debería ser de lectura obligada.

El Viejo Topo: ¿Nos quieren más tontos? ¿quiénes? ¿por qué?

Pilar Carrera: ¡Preguntas aparentemente sencillas que precisan respuestas tan complejas! El “quiénes” es fácil y creo que en nuestro libro lo exponemos con meridiana claridad: el entramado de intereses económicos y políticos que conforman el FMI, la OCDE, el Banco Mundial, la UE…

¿Para qué? No se puede ser tan sintético. De entrada, indiquemos que tontería no implica falta de conocimientos. Según el Diccionario de la RAE y aplicado a una persona, “tonto” significa falto de entendimiento y de razón. Entendimiento y razón. La primera, falta de la capacidad de concebir cosas, compararlas, juzgarlas y también de inducir y deducir otras a partir de lo que ya se conoce. La segunda, razón, es la facultad de discurrir (pensar) y también el argumento o demostración que se arguye en apoyo de algo. Pero ¿cómo se puede argumentar si se carece de argumentos? Y los argumentos implican conocimientos. Puedo argumentar si SÉ. Pero el saber no es uno de los pilares de la escuela neoliberal, lo es el saber hacer. Y no es lo mismo, ni mucho menos. Por ejemplo, ¿podemos reivindicar con la misma fuerza nuestro mínimo Estado de Bienestar si desconocemos el punto de partida y la lucha que implicó conseguirlo? ¿Podemos comprender la profundidad y las implicaciones de su pérdida gradual? ¿No es mucho más sencillo convencernos a todos de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades?

Eduardo Luque: De hecho se está produciendo un fenómeno importante y que está recogido en múltiples encuestas. Es el descenso en la capacidad cognitiva en personas adultas. Los datos recogidos en los últimos 10 años revelan cómo la población adulta europea específicamente tiene grandes problemas para entender textos simples y de uso cotidiano. Hace pocos días se hacía público el resultado de una encuesta en EEUU. Se preguntaba sobre el conocimiento de dos países de “moda” en los medios de comunicación, Siria y Afganistán. Siendo Afganistán un país especialmente ligado a la historia reciente de EEUU, cerca del 64% de la población era incapaz de situarlo en un mapa, aunque fuera de forma aproximada. Teniendo en cuenta que decenas de miles de soldados de EEUU han rotado por esa zona en conflicto durante más de una década no deja de ser “curioso”. Los organismos internacionales prescriben una reducción del conocimiento general para incrementar paralelamente el conocimiento aplicado.

Parafraseando a Jacques Delors, no se trata de saber, sino de saber hacer. Nos quieren hacer creer que el uso de las nuevas tecnologías es conocimiento cuando en realidad es un mero instrumento.

 

El Viejo Topo: ¿Significa eso que las instituciones citadas, supongo que siguiendo directrices de algunos think tanks, han programado conscientemente la aculturización de las poblaciones para convertir a la gente en meros instrumentos acríticos? ¿Tan maquiavélicos han sido?

Eduardo Luque: Para nosotros todo proceso educativo implica una elección, objetivos, metodologías, contenidos, criterios de evaluación… La elección de cada uno de estos aspectos está cargada de contenido político, aunque el actor no sea consciente. ¿Por qué evaluamos unas cosas y no otras? ¿Por qué enseñamos A y no B? ¿Por qué escogemos un modelo educativo y no otro?

La elección está determinada por el contexto social, el modelo económico e incluso la correlación entre las diferentes clases sociales enfrentadas. En realidad, es todo un poco más complejo y un poco más simple.

Pilar Carrera: Si estamos pensando en un grupo de señores alrededor de una mesa de reuniones programando lo que va a ser la educación en los próximos setenta años, la respuesta es no. Hay que pensar, por ejemplo en la línea de Susan Faludi, en una confluencia de intereses que permite potenciar determinados aspectos en detrimento de otros más que en una programación “ad hoc”. Existen grupos de presión que han hecho llegar sus expectativas a los gobiernos a través de organismos internacionales. Nosotros hablamos de ellos en nuestro libro; es el caso de la ERT (European Round Table) respecto a la UE. Evidentemente sus miembros no dictaron la política educativa, fueron más sutiles: indicaron los déficits que ellos, en cuanto a grandes patronos de la industria europea, habían detectado en la formación de los futuros trabajadores y que, según su opinión, lastraba la competitividad de la CEE respecto a Japón y EEUU. A partir de ello, la UE (entonces todavía CEE), y bajo los auspicios de Delors, ordenó redactar, en 1993 y 1995, dos “Libros blancos” sobre educación, donde ya se encuentran definidos rasgos tan importantes de la educación actual como la preeminencia de las TIC sobre otros métodos educativos.

 

No somos tant tontosViejo Topo: ¿Puedes aclarar para quien no esté en el ajo educativo qué son las TIC?

Eduardo Luque: Son las tecnologías de la información y la comunicación, que se han transformado de hecho en uno de los pilares de la globalización económica. Su génesis se sitúa en la época en que Bill Clinton era el presidente de los EEUU; este encarga un informe sobre las nuevas tecnologías a su vicepresidente Al Gore: el documento se denominará “Informe Gore”. En esencia se fijan las aplicaciones de estas nuevas tecnologías (extensión masiva de internet, aplicación de las nuevas tecnologías a los sistemas bancarios, maximización del beneficio económico al reducir los puestos de trabajo…), lo cual permitiría obtener una ventaja competitiva en el mercado mundial de forma tal que las grandes empresas norteamericanas establecerán un “quasi monopolio” en el uso de determinados programas informáticos que permiten un control económico y político sobre los países dependientes. Tanto es así que países BRIC, en especial Rusia, Irán y China, están desarrollando sistemas propios que les permitan liberarse de la dependencia norteamericana.

 

Viejo Topo: ¿Qué relación existe hoy entre las TIC y el modelo educativo?

Pilar Carrera: En la actualidad, muy estrecha. Eso es lo sorprendente: la omnipresencia, casi la omnipotencia de las TIC en la pedagogía actual. La escuela siempre está buscando nuevas mejoras pedagógicas por lo que, a la larga, escuela y TIC tenían que encontrarse, pero no en el momento que lo hicieron, por que no existía esa demanda. Se puede rastrear quiénes son sus impulsores y lo que obtienen a cambio.

Eduardo Luque: La condición básica para la extensión y profundización de este nuevo y lucrativo negocio es su expansión a nivel escolar. El caso europeo es significativo. Francia será uno de los países “bandera” en este proceso. La expansión de la informática educativa en el país galo se concreta en una reunión entre el presidente Giscard d’Estaing y Bill Gates. En aquel momento el debate sobre el tema de informática educativa era inexistente en Francia, al igual que en la mayoría de los países europeos. ¿Qué contrapartidas recibiría el presidente francés por abrir el mercado europeo a los productos Microsoft? Evidentemente eso es secreto de estado. El objetivo está claro, se pretende crear un mercado ligado a las nuevas tecnologías que genere nuevas fuentes de beneficio (la popularización de los ordenadores, teléfonos móviles… será la consecuencia). Por otra parte la expansión de los sistemas operativos desarrollados por poquísimas empresas genera casi un “mercado cautivo” y se consigue por otra parte una dependencia social de los nuevos “cacharros” obsoletos en pocos meses y sin los cuales la vida parecería impensable.

 

Viejo Topo: pero, ¿entonces consideráis que las TIC son negativas pedagógicamente hablando?


Pilar Carrera
: No, en absoluto. Las TIC están aquí y han venido para quedarse. Pero como una herramienta más y teniendo muy clara su función, su lugar en el proceso de aprendizaje y las implicaciones que su uso esconde.

Eduardo Luque: La duda surge por el uso y sobre todo por el abuso de un único instrumento como fuente de todo conocimiento. La relación entre tecnología y educación ha sido históricamente muy estrecha. Sin duda, el instrumento educativo más revolucionario ha sido el lápiz y el papel. Umberto Eco llegó a plantearlo de forma meridianamente clara en una de sus conferencias. Advertía que él era capaz de leer textos escritos hacia mil años y, por tanto, preservar el conocimiento y la memoria que contenían porque existían físicamente, mientras que los sistemas actuales de almacenamiento de la información quedan obsoletos (e ilegibles) en pocas décadas.

 

Viejo Topo: En vuestro libro establecéis una relación estrecha entre las grandes patronales, el modelo educativo y el desarrollo de las TIC. Hacéis mención al “Informe Bangemann”…

Eduardo Luque: No sólo eso. Las grandes líneas de los sistemas educativos actuales: privatización, “doble red” del sistema en algunos países, reducción de la inversión en la enseñanza pública en beneficio de la privada… están definidas en un documento publicado por el Banco Mundial hace más de dos décadas que, a su vez, recoge las teorías de los padres del neoliberalismo (Hayeck y Von Mises entre otros). En Europa, esta corriente comienza a extenderse en la década de los 70 y será la ERT (European Round Table of Industrialists) uno de los principales impulsores. No hay que olvidar la estrecha relación entre la ERT y la CEE, a través de personajes punteros como Delors u Ortoli. Esta influencia se acabará traduciendo en los dos “Libros Blancos” mencionados anteriormente y popularizados en la “Educación encierra un tesoro”.

Pilar Carrera: El “Informe Bangemann” es la consecuencia de la presión de los think thanks europeos, especialmente los referidos a las telecomunicaciones (Telefónica fue uno de los actores más activos), cuyo objetivo era crear las condiciones para la implementación de las nuevas tecnologías. El costo sería asumido por los Estados, es decir, sería público, pero su explotación y por tanto sus beneficios se reservaban al sector privado. El documento se denominó “Europa y la sociedad global de la información”, y es por tanto la respuesta europea a la propuesta norteamericana contenida en la “Global Information Infraestructure” o “Informe Gore”. Dos de sus diez propuestas inciden directamente en la escuela: el teletrabajo y la educación a distancia. Posteriormente, Bangemann abandonó su puesto de comisario en la CEE y fue recompensado con un puesto en el consejo de administración de Telefónica, a pesar de la evidente incompatibilidad.

 

Viejo Topo: Volvamos a la pedagogía. Aseguráis que la escuela ha pasado de potenciar el “saber” a promover el “saber hacer”. ¿Qué queréis decir con eso?

Pilar Carrera: Para poner un ejemplo sencillo, no es lo mismo saber informática a nivel de ingeniero programador que informática a nivel de usuario. Lo primero es el saber, el conocimiento. Lo segundo, el “saber hacer”, se limita a utilizar el aparato. Pero eso, que parece tan evidente y hasta inocuo, tiene implicaciones muy serias, porque conocimiento es poder y el conocimiento no está repartido de forma igualitaria entre las distintas clases sociales. Desde hace décadas estamos asistiendo a un ataque sin precedentes contra el conocimiento. Por poner un ejemplo, Edith Cresson (ex primera ministra francesa y ex comisaria europea encargada de ciencia, investigación y desarrollo) no tuvo empacho en declarar que “el saber y el conocimiento se han convertido en algo obsoleto”. Y esta idea se traduce en el traído y llevado “aprendizaje por competencias”, en el que, recuperando la imagen del ordenador, el alumno tiene que saber usar los diferentes programas que se le ofrecen a nivel de usuario, nunca como la persona que puede acabar diseñando ese programa. Como analizó en su momento Pierre Bordieu, esa capacidad se reserva a otros.

Eduardo Luque: Es una evidencia que la escuela va perdiendo, al menos en los países occidentales, el monopolio de la transmisión del conocimiento en favor de una multiplicidad de actores educativos. En este sentido, aunque la escuela haya cambiado históricamente siempre ha mantenido la legitimidad social asociada a su función como transmisora de conocimientos. Hoy marcan tendencia los grandes fondos de inversión internacionales, las grandes patronales o los grupos de presión política. La UE es un ejemplo terrible, se considera que existen 12 “lobistas” por cada parlamentario europeo. Su función es “asesorar” a los políticos sobre temas tan diversos como el medio ambiente, las telecomunicaciones… o la enseñanza. Evidentemente estos personajes representan los grandes intereses económicos internacionales que intentan obtener ventajas competitivas proponiendo leyes y normativas específicas. Esta miríada de personajes son los que marcan las directrices, incluso en aspectos que nos podrían parecer específicos de la acción pedagógica, por ejemplo, los métodos a aplicar en el aula. Pero nada de eso. Por ejemplo, se ha introducido en los últimos años un nuevo modelo pedagógico de obligado cumplimiento, la enseñanza por objetivos. Es una copia de un modelo empresarial desarrollado en la década de los 80 que fue un intento de superación del sistema fordista de producción. Este método se ha traspasado directamente a la escuela sin solución de continuidad, nadie ha valorado la eficacia o no de sistemas anteriores y nadie ha evaluado su idoneidad.

 

No somos tan tontosViejo Topo: Habláis en vuestro libro de la evaluación como un elemento central del nuevo modelo de aprendizaje.

Eduardo Luque: Históricamente el docente siempre ha evaluado a sus alumnos y los estados siempre han desarrollado sistemas de control sobre la actividad escolar. La evaluación cumplía varias funciones, entre ellas el control y la selección social. Es ahora cuando la evaluación ha adquirido un nuevo papel. Se ha transformado de instrumento en finalidad, sin obviar su capacidad punitiva. De nuevo son los sistemas productivos capitalistas los que marcan las directrices. La necesidad de control de la producción industrial y la rentabilidad empresarial ha sido transferida a la enseñanza que ahora tiene que justificar su “rentabilidad” en un contexto de creciente privatización y reducción de la inversión.

Pilar Carrera: Tal y como se está aplicando la evaluación, se ha convertido en una herramienta de propaganda política donde las comunidades o gobiernos hacen alarde de resultados, maquillándolos si es necesario. Esta presión por los resultados se transfiere a las escuelas y genera una gran competencia, añadiendo una presión innecesaria, porque los centros se ven obligados a obtener mejores resultados que los vecinos; si para mejorarlos hace falta entrenar a los alumnos en el examen en detrimento de las enseñanzas impartidas, así se hará. Sobre este punto, es muy clarificadora la experiencia inglesa, pionera en esta tendencia, y es de común conocimiento el bajo nivel educativo de la escuela inglesa.

 

Viejo Topo: Habéis mencionado la “educación por competencias” como uno de los pilares básicos del modelo educativo.

Eduardo Luque: Es un concepto clave, porque permite comprender mejor la relevancia de las reformas que se están llevando a término. Por ejemplo, en el discurso europeo el concepto “competencias” traduce la palabra “skills”; a esto se le añade el objetivo “marketable”, traducido como “negociable según el mercado”, por tanto, el mercado de empleo debe dictar los contenidos y formas de aprendizaje. El interés del mercado se antepone a la necesidad del conocimiento, sólo tendrá valor aquello que sea útil y aplicable.

Pilar Carrera: La UE en el 2002 establece el listado de competencias que un alumno debe adquirir y que, aunque cada país las pase por un filtro propio, tienen vocación de uniformidad. Destacan, obsérvese bien, la capacidad de comunicación en lengua materna y extranjera, las TIC, el espíritu emprendedor, el desarrollo de las competencias interpersonales: el aprender a aprender y ese neoconcepto tan de moda como es la educación emocional. La cultura general queda limitada a un barniz. Está claro que lo que se busca es un trabajado adaptado a un escenario laboral en crisis permanente, sumiso pero con ciertas habilidades para venderse en el mercado laboral.

 

Viejo Topo: Desde planteamientos pedagógicos, ¿está sobrevalorada la educación emocional?

Pilar Carrera: Sobre todo por lo que no se enuncia jamás. La educación emocional no tiene tanto que ver con el aprendizaje como con el diseño del trabajador. Cuando Jacques Delors, presidente de la CEE, publica La educación encierra un tesoro (y es un libro importantísimo para la educación neoliberal) habla claramente de la educación emocional como una competencia “que capacite al individuo para hacer frente a un gran número de situaciones y a trabajar en equipo”.

Eduardo Luque: En realidad es una expresión polisémica. ¿Qué es la educación emocional? No hay una definición sino varias para este concepto. Su popularidad coincide en el tiempo con la brutal crisis de la industria norteamericana en los 90. Decenas de miles de trabajadores son despedidos de forma casi simultánea. En paralelo proliferan en los medios y la industria editorial conceptos como el autocontrol, la educación en valores… que pretenden –y en gran parte lo consiguen– reducir la crítica social en una situación de incremento exponencial de las desigualdades. Estas “nuevas/ viejas” ideas (porque, históricamente hablando, desde los babilonios hasta la actualidad la educación siempre ha transmitido valores sociales, fueran estos los que fueren) no representan sino una forma más de preparar a los nuevos individuos para un futuro de incertidumbre, donde, y parafraseando a Zygmunt Bauman, vivirá el nuevo trabajador una existencia líquida.

 

Viejo Topo: Me pregunto qué opina el profesorado en relación a los temas que planteáis. ¿Existe conciencia de esa problemática en el sistema educativo, o se acepta mayoritariamente  la situación actual sin reflexión? ¿Que se dice sobre ello  en las escuelas de formación del profesorado?

Pilar Carrera: La comunidad educativa, y ahí hay que incluir tanto a padres como maestros y sindicatos, es profundamente crítica con la situación, pero ya no tiene el mordiente que podía tener veinte o treinta años atrás, en paralelo a lo que sucede a la sociedad en general. Las reivindicaciones actuales se centran más es aspectos cuantitativos (barracones, sustituciones, ratios de profesores…) que en propuestas y análisis de mayor calado; como si lo inmediato no dejara ver lo importante. En este sentido se puede “agradecer” que el ex ministro Wert provocara un involuntario debate sobre el modelo educativo al plantear la denostada “ley Wert”, como ya denunciábamos en nuestro anterior libro, Asalto a la Educación.

Eduardo Luque: Se está produciendo un recambio generacional importante en el seno del profesorado. Los educadores más veteranos, que estuvieron muy implicados en el cambio educativo y que vivieron la transición política como un momento óptimo para promover ese cambio educativo en nuestro país, están dejando paso a nuevas generaciones de profesionales imbuidos de una mentalidad mucho más más “neoliberal “ y con un menor bagaje cultural, como indicamos en uno de los capítulos de nuestro libro. En este sentido las escuelas de formación del profesorado han jugado un papel central al convertirse, en muchos casos, en transmisores de las propuestas que se les hacen desde los poderes económicos. La penetración de los bancos y fundaciones de todo tipo en el ámbito educativo ha venido de la mano de la financiación de estudios y congresos sobre los aspectos que tenían interés para los poderes económicos, que han visto en la educación una enorme fuente de negocio tanto en lo económico como en lo ideológico.

Libro:

3d nos quieren mas tontos