
Al presidente Trump se le acumulan los problemas. La crisis del petróleo y la pérdida del lugar ganado con tanto esfuerzo por Estados Unidos como principal productor mundial de petróleo en 2018 tendrán consecuencias en su política exterior.
TOPO EXPRESS
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Al presidente Trump se le acumulan los problemas. La crisis del petróleo y la pérdida del lugar ganado con tanto esfuerzo por Estados Unidos como principal productor mundial de petróleo en 2018 tendrán consecuencias en su política exterior.
EE.UU. vive un momento de enorme confusión. Trump utiliza la política exterior como cortina de humo frente a una realidad interior complicada por la epidemia. En el exterior sus enemigos declarados son Venezuela, Siria, Rusia y especialmente Irán.
Como todo desastre, el coronavirus abre una grieta que deja ver a nuestra sociedad en toda su desnudez. Pero al ser una pandemia de consecuencias mundiales, presenta una oportunidad para realizar cambios tanto en el plano colectivo como en el íntimo.
La guerra de Yemen no remite. La situación humanitaria exige una mediación internacional para detenerla. Pero Gran Bretaña, Francia o España prefieren hacer negocios con la guerra vendiendo armas antes que cumplir con sus obligaciones humanitarias.
El 29 de febrero los EE.UU. reconocían al Emirato Islámico de Afganistán firmando el "Acuerdo para llevar la paz a Afganistán". Han sido necesarias casi dos décadas para que las tropas norteamericanas, finalmente derrotadas, abandonaran el país.
Es posible que a finales de abril el número total de casos llegue a su máximo y la epidemia empiece a disminuir. Pero dos meses de encierro causarán gran daño económico. Y los estímulos monetarios y fiscales previstos no evitarán una profunda caída.
La decadencia del mundo, su destrucción, aparece como esperanza de renovación en los discursos apocalípticos del coronavirus. Esta pandemia está sirviendo para mostrar que no todo está perdido en cuanto al futuro de la vida sobre la tierra.
China se dio cuenta de la gravedad del problema del coronavirus, de su importancia existencial y de su dimensión geopolítica. Pronto veremos a China ayudando a los demás países a salir de la crisis viral, enviando especialistas, medios y experiencia.
Un momento de crisis como este revela la interrelación entre nosotros. O retrocedemos y nos desmoronamos, o crecemos, y encontramos reservas de fuerzas y compasión que no sabíamos que éramos capaces de tener. Esta será una de esas pruebas.
Una pandemia de esta dimensión causa justificada conmoción en todo el mundo. ¿Qué conocimientos potenciales se derivan de la pandemia del coronavirus? ¿El brote viral está contribuyendo a crear una conciencia planetaria de comunión de destinos?
Asistimos a una gran crisis de las bolsas de Wall Street, Europa y Japón, que algunos atribuyen al coronavirus. Pero la mala salud de la economía estadounidense data de mucho antes de los primeros casos de coronavirus en China.
Aun antes de la aparición del nuevo coronavirus ya se habían manifestado varios indicadores inquietantes sobre la economía mundial. Desde hace meses se ha estado viendo acercarse la perspectiva de otra recesión, incluso peor que la de 2008.